PANORAMA HISTÓRICO DE LA
IGLESIA CRISTIANA
Existen muchas razones
que demuestran el alto valor de conocer la historia y en especial la historia
del cristianismo. Aquí presentamos algunas de las más importantes en nuestro
contexto actual:
1. El cristianismo es en esencia una fe
histórica
La fe cristiana descansa
sobre hechos históricos específicos que poseen valor y trascendencia eterna. A
través de los siglos podemos ver la realidad histórica (la “historicidad”) de
eventos tales como la creación, el llamado de Abram, el reinado de David, y el
nacimiento, muerte y resurrección de Jesús.
Considere el siguiente
pasaje en relación a la resurrección de Jesús:
Pero si se predica de
Cristo que resucitó de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros
que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos,
tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra
predicación, vana es también vuestra fe… y si Cristo no resucitó vuestra ve es
vana… Si en esta vida solamente esperamos en Cristo somos los más dignos de
conmiseración de todos los hombres, 1 Corintios 15:12-14, 17, 19.
2. Dios nos invita a conocer la historia y
aprender de ella
En la Biblia, el olvido
es frecuentemente asociado a la apostasía. El pueblo de Dios es constantemente
alentado a recordar el pasado y reconocer la obra de Dios en la historia y su
fidelidad para cumplir sus juicios y promesas a través de los siglos. Considere
la importancia de la historia en uno de los pasajes más importantes de la Ley y
del Antiguo Testamento.
Estos, pues, son los
mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os
enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros…
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tú Dios de
todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras
que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos,
hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte,
y cuando te levantes… Cuando Jehová tu Dios te haya introducido a la tierra que
juró a tus padres Abraham, Isaac, y Jacob que te daría… cuídate de no olvidarte
de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre,
Deuteronomio 6:1-12.
3. El estudio de la historia nos ayuda a
entender mejor al ser humano
El Dr. John Hannah,
profesor de historia y teología histórica del Seminario Teológico de Dallas
suele decir:
“Si algo he aprendido de
la historia de la iglesia es que gente muy buena hace cosas muy malas y que
gente muy mala hace cosas muy buenas por muy malas razones”.
Un estudio panorámico
que puede servir como punto de partida al lector que desea explorar a mayor
profundidad la riqueza de la herencia histórica de la fe cristiana. Con este
fin, dividiremos la iglesia en seis períodos:
1. La Iglesia Antigua
(33 – 500 d.C.)
2. La Iglesia
Medieval
(500 – 1500)
3. El comienzo de
la Iglesia Moderna (1500
– 1650)
4. La Iglesia
Moderna
(1650 – 1800)
5. La decadencia de la
Iglesia Moderna (1800 – 1900)
6. La Iglesia
Postmoderna
(1900 – Presente)
Al analizar cada época,
buscaremos describir brevemente los siguientes aspectos: (1) Un resumen general
del período; (2) Algunos de los personajes más sobresalientes; (3) Algunas
áreas importantes de desarrollo teológico; y (4) Algunos ejemplos y
advertencias para el lector observables en la época. Finalmente ofreceremos una
cita de algún texto representativo del período.
La Iglesia Antigua en resumen
Este período abarca
desde el día de Pentecostés (33 d.C.) hasta el final del quinto siglo de
nuestra era. En esta primera etapa, la iglesia experimentó un crecimiento
fenomenal al punto que llegó a abarcar todo el mundo conocido. Durante los
primeros tres siglos, los creyentes sufrieron persecución y martirio,
mostrándonos de manera elocuente lo que significa seguir a Cristo hasta la
muerte. El emperador Constantino legalizó el cristianismo (313 d.C.), y con
ello dio inicio a una etapa de paz y desarrollo teológico. En este tiempo los
primeros padres, apologistas y teólogos definieron, defendieron y desarrollaron
las doctrinas cristianas esenciales. Entre ellas, la Trinidad, la Cristología,
el Pecado Original y la Gracia Soberana en la aplicación de la salvación. Al
mismo tiempo, y como resultado de la unión entre iglesia y estado,
comenzó un proceso de decadencia espiritual que llegaría a su clímax en el
oscurantismo de la Edad Media.
Personajes sobresalientes
- Los Doce. Por
supuesto, los primeros “héroes de la fe” en esta época incluyen a los
apóstoles. De acuerdo a la tradición, todos ellos participaron fielmente
en la gran comisión, llevando el evangelio a lugares tan lejanos como
Etiopía (Mateo), India (Tomás y Bartolomé) y España (Pablo). Con excepción
de Juan, todos sufrieron una muerte violenta.
- Policarpo e Ireneo. Policarpo
(c. 69 – c. 155 d.C.) fue discípulo de Juan y obispo de Esmirna hasta
mediados del siglo segundo. Siendo anciano fue arrestado y repetidamente
incitado por el procónsul a maldecir públicamente a Cristo. Martirio de Policarpo le
llevó a morir en la hoguera, convirtiéndole en un ejemplo de fe inquebrantable
a los creyentes a través de los siglos: “Durante ochenta y seis años le
he servido, y nunca me ha hecho mal alguno: ¿Cómo he de blasfemar a mi
Rey, quien me salvó?”. Ireneo (¿? – c. 202 d.C.) fue discípulo de
Policarpo y se constituyó en uno de los primeros defensores de la fe. Su
libro Contra las Herejías es relevante hasta la actualidad.
- Tertuliano (c. 155
– c. 220 d.C.). Otro gran defensor de la fe. Luchó vehementemente
contra el intelectualismo y la filosofía, enfatizando la prioridad de la
verdad revelada. La Biblia es nuestra fuente de verdad infalible y primaria.
La razón es secundaria. Fue el primero en usar la palabra trinidad para
describir la esencia del ser de Dios.
- Cipriano (c. 210 – c. 258 d.C.). Conocido por defender a la iglesia como el
punto central del avance del reino de Dios en el tiempo presente. Esto dio
lugar a su famosa frase: “No puede
tener a Dios por Padre aquél que no tiene a la iglesia por su madre”, la
cual ha sido malinterpretada y abusada por siglos.
- Constantino emperador romano (272 –
337 d.C.). Figura importantísima en el rumbo de la historia cristiana. Legalizó
el cristianismo con el famoso El Edicto de Milán
en el año 313 d.C., dando con ello fin a tres siglos de persecución. Fue
instrumental en la convocación (pero no en las decisiones) del Concilio de Nicea (325
d.C.). Con el tiempo, su influencia sobre el cristianismo degeneró en la
unión de la iglesia y el estado. Tal unión fue la causa principal de la
paganización y decadencia de la fe y práctica cristianas.
- Atanasio (295 –
373 d.C.). Importantísimo por su lucha contra el hereje racionalista Arrio
a principios del siglo cuarto. Fundamental en la defensa de la completa
deidad de Jesús, la composición del Credo de Nicea, y la definición final
del canon del Nuevo Testamento.
- Agustín (354 –
430 d.C.). Obispo de Hipona en el siglo quinto. Posiblemente el teólogo
extra-bíblico más importante del primer milenio en la historia del
cristianismo. Sus escritos apologéticos clarificaron varias de las
doctrinas más importantes de la fe; incluyendo la trinidad, el pecado
original, la predestinación, y el significado de la gracia y su carácter
objetivo y soberano. Su libro La Ciudad de Dios se constituyó en el fundamento del amilenialismo
escatológico que dominó la iglesia por cerca de 1500 años. Finalmente, sus Confesiones son un libro autobiográfico devocional
escrito en forma de oración que todo cristiano haría bien en leer para
comprender mejor la magnitud del amor y la gracia de Dios hacia pecadores
comunes, corrientes y depravados como nosotros.
Desarrollo teológico
En el área doctrinal y
teológica, los primeros siglos fueron fundamentales para definir lo que se
conoce como la ortodoxia cristiana, la sana doctrina. En este
tiempo, la doctrina de los apóstoles avanzó en su definición y
clarificación de lo que constituye la esencia del cristianismo:
- El cristianismo es una fe revelada. Con el surgimiento de herejes, la iglesia luchó por compilar,
preservar y trasmitir por escrito la esencia de su fe. Esto llevó a la
definición del canon del Nuevo Testamento. Con ello, el cristianismo pasó
de ser una fe transmitida por tradición oral y sucesión apostólica a ser
una fe preservada y proclamada en la Palabra inspirada de Dios. El proceso
de definición terminó “oficialmente” en 367 d.C. con la Carta de Pascua XXXIX de Atanasio.
- El cristianismo es una fe trinitaria.
Durante los primeros tres siglos, la iglesia luchó por describir la
persona de Dios siendo fiel a toda la verdad revelada en las Escrituras.
Ante el surgimiento de herejes y apóstatas, los creyentes afirmaron la
completa deidad de Jesús el Hijo de Dios y del Espíritu Santo. Con
ello, el cristianismo se define no solo como una fe monoteísta sino
también como una fe trinitaria. El Credo de Nicea-Constantinopla resume
teológicamente la realidad de Dios revelada en las Escrituras.
- El
cristianismo es una fe Cristo céntrica. La
persona de Jesús fue motivo de múltiples controversias ocasionadas por el
misterio de la perfecta unión de la deidad y la humanidad en la persona de
Jesucristo (unión hipostática). Los padres de la iglesia nos
enseñaron que nuestro destino eterno depende de nuestra fe en un Salvador
100% humano y 100% divino.
- Ejemplos
y advertencias
Muchas son las
enseñanzas que podemos derivar de nuestro estudio de la iglesia en los primeros
siglos. Entre ellas las siguientes:
- El profundo valor que tiene luchar por preservar
la unidad de la iglesia en fe y práctica.
- El supremo valor de la sana doctrina. El
contenido de nuestra fe es de tal importancia, que vale la pena morir por
defenderlo.
- La perseverancia en medio de la persecución. Le
invito a que lea al menos una porción de El
Libro de Fox de los Mártires.
- La relación entre herejía e intelectualismo. Aún
en la época antigua observamos que cuando damos más valor a nuestra razón
que a la revelación de Dios caemos en herejías, ¡aun usando la Biblia!
- La paganización resultante de la unión de la
iglesia y el estado.
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