He aquí la segunda cabeza de la bestia tiempo después de ser liberada de
Egipto, andar por el desierto 40 años y posteriormente entrar en tierra de
Canaán y habitar allí.
Asiria fue un imperio de la antigüedad situado en el suroeste asiático, en el norte de la
antigua Mesopotamia, el territorio entre los
ríos Tigris y Éufrates, mientras Babilonia ocuparía la parte
sur. Sus límites fueron, al norte, las montañas de Armenia, al sur Caldea (Babilonia), al este la Media y al oeste Mesopotamia, ocupando el norte
de Mesopotamia,
En los años (853-665)
Israel fue potencialmente asediado por los asirios paganos tradicionalmente
enemigos de Israel. Razón probable por la que el profeta Jonás no quería
predicarle a los ninivitas paganos descendientes de los asirios.
En el
853 a. C. Salmanasar III de Asiria y posteriormente Sargón II en el
722 a. C. conquistaron las diez tribus norteñas de Israel destruyendo
su capital, Samaria, y enviando a la población al exilio y cautiverio.
Asiria, queriendo expandir su imperio y castigar
a Israel, que no quería pagarle más los impuestos, invade al reino del Norte y
toma posesión de aquella región. La clase alta es deportada para Asiria. Israel
desaparece, volviéndose provincia de Asiria (1Re 17,7-18). Algunos consiguen
huir al Sur, llevando consigo los “escritos” que ya poseían. (Amós 1:6). Describe cuando
los asirios conquistaron Samaria, muchos de los judíos fueron llevados a la
tierra de Asiria para servir como esclavos de las gentes (2 Reyes 17:6).
La mayoría de
los habitantes, incluyendo la clase dirigente, fue deportada a otras tierras
ocupadas por el imperio asirio y se trajeron gentes de esos lugares a Samaria.
Así, dispersados entre otras naciones, asimilados en nuevas culturas, llegaron
a perder su identidad original. Nunca volvieron, como pueblo, a la tierra de
Israel, se les llamó las diez tribus perdidas.
La Biblia dice específicamente que las
tribus de Israel fueron deportadas “... y llevó (a los habitantes de Israel
cautivos a Asiria, donde los estableció en Halah y cerca de Habor, río de
Gozán, y en las ciudades de los medos”).
Hace aún más tiempo, cercano el séptimo siglo de
Cristo, el reino de Israel fue destruido y su población deportada a algún lugar
del vasto imperio asirio. Los sitios están descritos en la Biblia y nombrados
allí, situados en los confines del mundo conocido, en las riberas de los Ríos
Gemelos, en el arco que marcan estos ríos y la región deltana de Egipto
asiático, llamada tierra de Gosén, es decir, el norte de la península arábiga.
Caída del Imperio Asirio
Sería de todo incomprensible
este final, si no se supiese que en el período que abarca desde el 627 a.C.
fecha en que ocurrió la muerte del
Asurbanipal el último rey asirio y el 612 a.C. año de la caída de Nínive, se
produjo una sucesión ininterrumpida de guerras civiles agotando así toda la
defensa del imperio asirio, cuando se produjo la intervención de los medos y la
de los caldeos, cuya invasión produjo la caída del Imperio Asirio. A la muerte de Asurbanipal, surge un problema entre sus dos hijos que no
pudo resolverse, lo que dio lugar a una debilidad y tomando ventaja de esta
situación, el rey caldeo Nabopalasar de Babilonia decide ponerle fin por completo al imperio asirio en año 612 a. c.
Tanto los egipcios como los asirios abandonaron la fortaleza sin combatir y se retiraron más allá del Éufrates.
Los últimos restos del Imperio Asirio desaparecieron entonces para siempre.
Toda la zona pasó a ser territorio babilónico.
No hay duda que Asiria fue un
poderoso imperio que había conquistado todo el ámbito antiguo y, por lo tanto,
podía decirse que el imperio asirio era el dominador mundial (incluyendo
las riberas levantinas del Gran Mar y Egipto, y, por supuesto, todas las
tierras que bordeaban el Gran Desierto Sirio). A Judá le tocó el turno el siglo
siguiente y sus dos tribus fueron deportadas a Babilonia. Esas tribus judías
regresaron a Judá a mediados del siglo V a.C.
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