Si hay una enseñanza vital acerca del mundo antiguo es su
destrucción por el diluvio. Se nos cuenta la abundante iniquidad de ese mundo
malo. Y aunque muy discutido en lo que
atañe al Capítulo 6 su intención es afirmar una vez más la incontenible
expansión del pecado y la corrupción creciente del género humano.
Consideremos al capítulo 6 del
libro del Génesis, no como un texto aislado, sino como un relato que comprende
toda la revelación bíblica hallada en el libro de los orígenes el cual registra
el deterioro de la raza humana. Así que lo primero que tiene que hacer todo
estudiante de la Biblia que quiera conocer y entender un poco más a cerca de Génesis 6, es pedir sabiduría a Dios, Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago 1:5).
Génesis
6:1-4
“Aconteció que cuando
comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les
nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran
hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y dijo Jehová: No
contenderá mi Espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es
carne; mas serán sus días ciento veinte años. Había gigantes en la tierra en
aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas
de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde
la antigüedad fueron varones de renombre.”
Se hace referencia a la
multiplicación del hombre (vs. 1), la desaprobación divina para con el hombre
(vs. 3), la maldad del hombre (vs. 5), la desilusión divina en cuanto a la
creación del hombre (vs. 6) y la destrucción inminente del hombre (vs. 7).
Referente a la expresión Los hijos de Dios, el tema ha sido objeto de amplia discusión por las
distintas corrientes interpretativas.
La frase en plural "los hijos de Dios", aunque
muy frecuentemente en las escrituras se usa para designar tanto a seres humanos
como también a seres angelicales. Por ejemplo en el libro de (Job 38:4-7) se
menciona la expresión hijos de Dios antes de que Job o cualquier otro ser
humano haya nacido ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién
ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O
quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién
puso su piedra angular, Cuando alababan todas las estrellas del alba, Y se regocijaban todos los hijos de Dios? (Véase. Job 1:6; 2:1; 38:7`; Luc. 20:36). Ángeles. Lit. Hijos de Dios. Los ángeles, son
seres espirituales creados por
Dios, son mensajeros al
servicio de Dios y están bajo su
autoridad (Col_1:16). Cumplen varias funciones: sirven a los creyentes
(Col_1:14), protegen a los débiles (Mat_18:10), proclaman el mensaje de Dios
(Rev_14:6-12) y ejecutan el juicio de Dios (Act_12:1-23; Rev_20:1-3).
Por otra parte la expresión “Los hijos de Dios” hace referencia esencialmente aquellos que tienen una relación de
Padre-Hijo con Dios. La propia enseñanza de las Escrituras así los
establecen, sabemos que no cualquier hombre puede llamarse hijo de Dios, pues
el título nos habla siempre de una creación especial, indicando que los que son
guiados por el Espíritu Santo, estos son hijos de Dios (Romanos 8:14-21). Por
ejemplo, el pueblo de Israel fue llamado “hijo de Dios” en más de una ocasión (Véase.
Éxo. 29:45; Deut. 14:1-2; Jer.31:3; Oseas1:10). En el nuevo testamento nosotros al venir a Cristo tenemos la potestad
de ser llamados “hijos de Dios” (Juan 1:12); El santo evangelio según (Juan 3.3-7),
dice que Todos los que nacen de nuevo, del agua y del Espíritu han nacido por la voluntad de Dios (Comp. Juan
1:13), según (Romanos 1:7, 1.Corintios 1:3), tenemos a Dios por Padre; de forma
tal que llegamos a ser hijos de Dios (Véase.
Mateo 5:9, Lucas 20:36, Juan 11:52, Romanos 9:8, Gálatas 3:26, Filipenses 2:15,
1.Juan 3:2; Ap. 21:7). El Padre ha demostrado su gran amor para que seamos
llamados hijos de Dios. «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos
llamados hijos de Dios;..» (1. Juan 3:1).
Existe la predominante
creencia según una traducción dudosa
(Del Libro de Enoc, 6:1-6; 7:1-3) sugiere que los “hijos de Dios” fueron
200 ángeles del cielo que miraron y codiciaron a las hijas de los hombres, y
descendieron y las tomaron como esposas, uniéndose con ellas procreando como resultado
una raza de híbridos de gigantes. Pero esta tradición forma parte de un
registro incompleto que nunca ha sido
reconocido como inspiración divina, cuya estructura y coherencia es deficiente,
sugiriendo periodos y autores diferentes que no pueden ser determinados
satisfactoriamente. Un considerables numero de teólogos apela A (Job 1:6; 2:1;
38:7; Sal 89:7) y que Judas 6 se refiere a este evento, así como (1 P 3:19–20 y
2 P 2:4). Son la principal clave de estas
interpretaciones. Sin duda alguna tales argumentos adolecen de serios defectos
hermenéuticos y falla en el contexto lo
que puede llevar a muchos a ciertas con función.
Pero cuando analizamos el texto más ampliamente
nos daremos cuenta que la interpretación correcta, es otra muy distinta.
1)
Lo primero que debemos recalcar aquí es, la idea
errónea de pensar que esta raza de gigantes que menciona el texto es el
resultado exclusivo de la unión que tuvieran Los hijos de Dios con las hijas de
los hombres. El mismo (v.4) registra la presencia de “gigantes” en un tiempo
previo así como contemporáneo a la unión entre los hijos de Dios y las hijas de
los hombres: «Había gigantes en la
tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos
de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los
valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre » (vs.
4). Por tanto, aunque pudo haber “gigantes” en la progenie de los hijos de Dios
y las hijas de los hombres, el texto no garantiza la conclusión de que ellos
fueron sus descendientes exclusivos.
2)
Una correcta observación debe prestar su especial atención
al (V.3) «Y dijo Jehová: No contenderá mi
espíritu con el hombre para siempre,
porque ciertamente él es carne; mas
serán sus días ciento veinte años.». La expresión «Ciertamente él es
carne» deja identificado claramente el incontenible desagrado de Dios el
cual no es contra los ángeles caído, sino contra hombres de carne que teniendo toda
influencia de gracia de ser llamado hijos de Dios se apartaron de su camino
tras ir en pos de yugo desigual sobre las hijas de los hombres tomando para así
de entre todas sin considerar su temor hacia Dios. Se ha de tomar en cuenta que
las palabras “hombre y carne” se encuentran en oposición muy significativa con la palabra ángel en su aspecto de
ser seres distintos. Como dato adicional, debe tenerse bien presente que el
diluvio vino como un castigo sobre la humanidad y sobre la vida en la tierra,
específicamente por su relación con las hijas de los hombres, mas no como un
juicio sobre los ángeles. «Porque como en
los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en
casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca», (Mat 24:38).
3)
Pero lo que absolutamente niega que los hijos de
Dios hayan sido ángeles caídos se
encuentra en el contexto según del libro de Mateo. Jesús dio instrucciones bien
explícitas a los saduceos cuando le preguntaban acerca de la resurrección de
los muertos. La respuesta del Señor fue «Erráis, ignorando las Escrituras y el poder
de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento,
sino serán como los ángeles de Dios en el cielo». (Comp. Mateo 22:30,
Marcos 12:25). Esta “incapacidad” está
ligada a su naturaleza espiritual. Los ángeles son espíritus, seres al servicio
de Dios. (Hebreos 1:14). una naturaleza que imposibilita reproducción
sexual, sea con su propia especie o la especie humana; por tanto, no hay una
sola razón para pensar que los ángeles puedan procrear. Algunos comentaristas
que no ven suficiente información tratan de resistir importancia a este punto
arguyendo que los ángeles pueden tomar forma humana y por ende tener relaciones
sexuales. El libro (Génesis 19:1-3) es la principal clave de este argumento. Huelga
decir a la luz de la palabra que aunque los ángeles puedan tomar forma humana
como lo describe Génesis, en ninguna parte de las escritura está registrado que
los ángeles hayan tenido relación con seres humanos. Los hombres de Sodoma
habían errado creyendo que estos ángeles podían tener relaciones de una manera
sexual, como erraron en el día de pentecostés en el aposento alto algunos de
los allí presente (Hech.2:13), pensando que los apóstoles estaban ebrios o
lleno de mosto, desconociendo la razón y el propósito de lo allí sucedía.
De ahí es que la postura que conserva mayor apoyo exegético especialmente
con la expresión, “hijos de Dios” (vs.
2) tenga por referencia directa a la descendencia piadosa de Set, aquellos que
“comenzaron a invocar el nombre de Jehová” (4:26), cuyo linaje se lista en el
capítulo previo y que Aquí son llamados también Hijos de Dios (Comp. 6:2;
Lc.3:38).
A través de todas las Sagradas Escrituras se aprecia una
diferencia marcada entre la descendencia piadosa de set y la descendencia impía
de Caín. El capítulo 4 presenta la descendencia de Caín, destacando la
impiedad generalizada y extrema por medio de Lamec (Vs. 19-24). El capítulo 5
presenta la descendencia de Set, destacando la piedad general por medio de
personajes como Enoc (Vs. 22-24) y Noé (Vs. 29-32; rf. Gen. 6:9). La verdad
presente es que somos hijos de Dios
cuando estamos bajo la voluntad de Padre; lo cual contrasta notablemente cuando
nos apartamos. «Y descendió Jehová
para ver la ciudad y la torre que
edificaban los hijos de
los hombres». (Génesis. 11:5). La generación piadosa de set pronto degeneró
al mezclarse con las “hijas de los hombres”.
Escogiendo entre todas. Dios expresamente había prohibido
aquellas uniones a los Israelitas incluyendo la Iglesia del nuevo pacto « No estéis unidos en yugo desigual con los
incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué
comunión la luz con las tinieblas?» (2 Corintios 6:14 Comp. Exo.34:15;
Deut. 7:3-4; Nehemías 13:23-29).
Dentro de los límites razonables lo que está bien claro en la
perspectiva de Dios es que la mezcla no es buena, debido a la contaminación
resultante. Este era un requisito
indispensable y especialmente era un
factor decisivo en las uniones matrimoniales. Por ejemplo, Abraham no quiso que
su hijo piadoso se uniera con una de las hijas impías de los cananeos (Génesis
24:3). Isaac y Rebeca no quisieron que sus hijos tomaran mujeres de las hijas
de Het, así que enviaron a Jacob a Padan-aram (Génesis 27:46-28:9); por otra
parte, Esaú era rebelde y había tomado mujeres heteas, quienes “fueron amargura
de espíritu para Isaac y para Rebeca” (26:35). Los padres de Sansón se
angustiaron cuando su hijo decidió tomar por mujer a una filistea impía (Jueces
14:1-3). Y los siervos fieles de Dios amonestaron al pueblo escogido a no
emparentar con mujeres impías (cf. Nehemías 13:25-26). Todas las indicaciones contextuales sugieren que Génesis 6 es
un caso temprano de esta clase de unión indeseable explícitamente prohibida.
Finalmente, Las Escrituras nos revelan la consecuencia
directa y principal de tales uniones mixtas entre justos e impíos era la
perversión de los estándares religiosos y morales, lo
cual implicaba desaprobación y castigo divino (cf. Números 25; 1 Reyes 11:3-11;
Esdras 10; Nehemías 13). La escena en Génesis 6 encaja completamente con este
patrón, y por ende, llega a ser una advertencia bíblica temprana para
generaciones piadosas y futuras.
El episodio refleja el trágico
deterioro de la comprensión humana sobre los caminos de Dios, frutos de los
continuos retrocesos experimentados por el hombre en la etapa de su vida.
© Por Luis Rodríguez. Débil es la razón sino se llega a comprender
que hay un Dios que la sobrepasa. . Usted puede reproducir y
distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su
contenido y reconociendo su autor y procedencia en virtud de proclamar el
Señorío de Cristo nuestro Dios.