lunes, 17 de julio de 2017

El diezmo

¡Razones por las cuales Diezmamos!

¡Todo pertenece a Dios, no el 10%, sino todo!
Salmos 24:1

La palabra diezmo viene del latín DECIMUS que significa décimo o décima parte. En griego y hebreo, idiomas originales de la Biblia, las palabras utilizadas tenían este mismo significado, décima parte.  Este vocablo proviene de la palabra hebrea ma´aser que significa literalmente “una décima parte” y es la primera cita que aparece en (Gn 14:20) cuando Abraham recibió la indicación de Diezmar, vemos como el diezmo antes de entrar en un mandato de ley, ya había sido una ofrenda bajo la sola gracia.

La segunda ocasión que se hace mención del diezmo, es cuando Jacob le pide al Señor su Bendición  «Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti. » (Gn 28:22). El diezmo está relacionado con una actitud de agradecimiento a Dios por un bien recibido o por recibir.

Bajo la ley mosaica, se considera la décima parte de la renta de una persona. Originalmente dedicado al uso sagrado. Varias naciones de la antigüedad lo practicaban y era conocido por los patriarcas del antiguo testamento (Gn.14:28; 28:10-
22). La ley mosaica lo establecía sobre los frutos de la tierra y el ganado (Lv.27:30-33; Núm.18:27) eran entregado en su totalidad a los levitas que eran la clase sacerdotal en Israel, con la finalidad de suplir las necesidades para el sostén de ellos y poder apoyar los gastos del templo o del tabernáculo y el culto a Dios (Núm.18:21-32; Deut. 14:22). Además, se usaba en la manutención de las viudas, los huérfanos y los pobres. (Deut. 26:12). Esta práctica decaía a veces mereciendo severas amonestaciones (2 Cro.31:4-12; Mal.3:7-11) que solían ser oída y obedecida (2Cro.31:11).

Levítico 27:30-32 enseña que el diezmo le pertenece al Señor: “Así pues, todo el diezmo de la tierra, de la semilla de la tierra o del fruto del árbol, es del SEÑOR; es cosa consagrada al SEÑOR. “Y si un hombre quiere redimir parte de su diezmo, le añadirá la quinta parte. “Todo diezmo del ganado o del rebaño, o sea, de todo lo que pasa debajo del cayado, la décima cabeza será cosa consagrada al SEÑOR.

En el texto anterior vemos claramente cómo Dios dice que todo diezmo es del Señor; es cosa consagrada a Dios. Por eso entendemos que el diezmo es algo que le damos a Dios de nuestros ingresos y que es algo que debe servir para la obra del Señor, no para proyectos particulares, para instituciones seculares o como parte de nuestra ayuda personal a aquellos que están en necesidad. De ser así, pues cada cual estaría escogiendo su proyecto favorito para hacer estar donaciones que quizás no vayan a contribuir en ninguna medida a la glorificación del nombre de nuestro Señor, y mucho menos a su causa.

El diezmo era dado en el Antiguo Testamento de tres maneras:
1)      Había una décima parte que Dios había designado para que fuera directamente a los levitas. La tribu de Leví no recibió heredad en la distribución de la tierra prometida, porque Dios había decidido que Él mismo sería su heredad y que por tanto los levitas, que eran los sacerdotes del pueblo, debían de vivir de la contribución de Israel. Esto es lo que Números 18:21 dice “Y he aquí que yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, a cambio de su ministerio en el cual sirven, el ministerio de la tienda de reunión.”     

2)    Había otro 10% dedicado a lo que era la manutención del Templo; los gastos en que se incurría. (Numero. 18:21)

3)    Un último 10% era recogido cada tercer año, y era dedicado precisamente a la manutención de los pobres, de las viudas y de los huérfanos, como leemos en Deuteronomio 26:12 “Cuando acabes de pagar todo el diezmo de tus frutos en el tercer año, el año del diezmo, entonces lo darás al levita, al forastero, al huérfano y a la viuda, para que puedan comer en tus ciudades y sean saciados”. Para mayor información ver (Dt. 14.28-29).

Las razones y necesidades por la cuales el diezmo fue impuesto al pueblo de Israel
en la antigüedad, continúan latente hoy en día, tenemos la Iglesia de Dios como el principal ministerio, pastores, evangelistas, misioneros y músicos y personas que administran y dan mantenimiento al templo, los cuales necesitan apoyo financiero para su buen funcionamiento y crecimiento sostenido; tenemos también personas con necesidad dentro y fuera de la iglesia; por lo tanto, las razones por la cuales Israel tomaba diezmo la continuamos viendo en la actualidad.


El diezmo  en el Nuevo Testamento
Es sumamente importante que nos demos cuenta que el Nuevo Testamento no introduce ningún cambio a lo dicho en el Viejo Testamento, pero tampoco contradice o nos pide que dejemos dicha práctica establecida en las Escrituras Antiguo Testamentarias. Hubo ciertas cosas de la ley que el Señor Jesús cambió con las palabras, “oíste que fue dicho, pero yo os digo…” (Mateo 5:34). Sin embargo, no añadió nada ni hizo ningún cambio en relación al diezmo. Pero este silencio no elimina la acción de diezmar.

Cristo mismo puso su firma de aprobación sobre esta práctica en sus propias palabras de Lucas:11: 42 “¡Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.: (ref.Mat.23:23; Luc.18:11) la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.” es decir, sin dejar de diezmar.

El apóstol Pablo nunca menciona el diezmo explícitamente. Sin embargo, el concepto está presente en sus epístolas, especialmente 1 Corintios 9:13-14 y 16:2. Primero se establece que los ministros del evangelio deben recibir apoyo de la misma manera que los levitas y sacerdotes fueron apoyados: a través de los diezmos y las ofrendas. En este último se refiere a dar según uno se haya prosperado, o proporcional, que es una referencia al diezmo. [16]

Bajo las directrices del Nuevo Testamento el pago del diezmo continuaba en tiempo de Cristo (Luc.11:42; 18:12; Heb.7:5) pero no fue prescrito a los cristianos ni por Cristo ni por los Apóstoles; porque bajo la economía de la gracia se espera que todo creyente aporte con un corazón bien dispuesto <<como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre>> (2Cor.9:7). Abraham pagó el diezmo a Melquisedec (Génesis 14:20 ) antes que la Ley de Moisés se instituyera, mostrando que es la disposición del corazón que nos mueve a dar, y no una ley.

El creyente es exhortado a dar no por una norma impuesta, sino presentándole el ejemplo de gracia del mismo señor Jesucristo que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico (2Cor.8:9). No es el diezmo del cristiano lo que corresponde al señor, sino todo su ser; puesto que ha sido comprado <por precio> (1Cor.6:20; 7:23).


¡El pago el más alto precio posible para darnos el más grande regalo posible!  y debe ser eficaz administrador de todo lo que el señor ha puesto en sus manos. Para la gloria de Dios debe ser

 © Por Luis Rodríguez. Débil es la razón sino se llega a comprender que hay un Dios que la sobrepasa.  . Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia en virtud de proclamar el Señorío de Cristo nuestro Dios.




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