lunes, 22 de junio de 2015

Los Hijos de Dios Génesis

Si hay una enseñanza vital acerca del mundo antiguo es su destrucción por el diluvio. Se nos cuenta la abundante iniquidad de ese mundo malo. Y aunque muy  discutido en lo que atañe al Capítulo 6 su intención es afirmar una vez más la incontenible expansión del pecado y la corrupción creciente del género humano.

Consideremos al capítulo 6 del libro del Génesis, no como un texto aislado, sino como un relato que comprende toda la revelación bíblica hallada en el libro de los orígenes el cual registra el deterioro de la raza humana. Así que lo primero que tiene que hacer todo estudiante de la Biblia que quiera conocer y entender un poco más a cerca  de Génesis 6, es pedir sabiduría a Dios, Y si alguno de vosotros tiene falta de  sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago 1:5).

Génesis 6:1-4
“Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y dijo Jehová: No contenderá mi Espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.” 
Se hace referencia a la multiplicación del hombre (vs. 1), la desaprobación divina para con el hombre (vs. 3), la maldad del hombre (vs. 5), la desilusión divina en cuanto a la creación del hombre (vs. 6) y la destrucción inminente del hombre (vs. 7).
Referente a la expresión Los hijos de Dios, el tema  ha sido objeto de amplia discusión por las distintas corrientes interpretativas.
La frase en plural "los hijos de Dios", aunque muy frecuentemente en las escrituras se usa para designar tanto a seres humanos como también a seres angelicales. Por ejemplo en el libro de (Job 38:4-7) se menciona la expresión hijos de Dios antes de que Job o cualquier otro ser humano haya nacido ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?  Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?  ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, Cuando alababan todas las estrellas del alba,  Y se regocijaban todos los hijos de Dios? (Véase. Job 1:6; 2:1; 38:7`; Luc. 20:36).  Ángeles. Lit. Hijos de Dios. Los ángeles, son seres espirituales creados por Dios, son mensajeros al servicio de Dios  y están bajo su autoridad (Col_1:16). Cumplen varias funciones: sirven a los creyentes (Col_1:14), protegen a los débiles (Mat_18:10), proclaman el mensaje de Dios (Rev_14:6-12) y ejecutan el juicio de Dios (Act_12:1-23; Rev_20:1-3).
Por otra parte la expresión “Los hijos de Dios” hace referencia esencialmente  aquellos que tienen una relación de Padre-Hijo con Dios.  La propia enseñanza de las Escrituras así los establecen, sabemos que no cualquier hombre puede llamarse hijo de Dios, pues el título nos habla siempre de una creación especial, indicando que los que son guiados por el Espíritu Santo, estos son hijos de Dios (Romanos 8:14-21). Por ejemplo, el pueblo de Israel fue llamado  “hijo de Dios” en más de una ocasión (Véase. Éxo. 29:45; Deut. 14:1-2; Jer.31:3; Oseas1:10). En el nuevo testamento  nosotros al venir a Cristo tenemos la potestad de ser llamados “hijos de Dios” (Juan 1:12); El santo evangelio según (Juan 3.3-7), dice que Todos los que nacen de nuevo, del agua y del Espíritu  han nacido por la voluntad de Dios (Comp. Juan 1:13), según (Romanos 1:7, 1.Corintios 1:3), tenemos a Dios por Padre; de forma tal que  llegamos a ser hijos de Dios (Véase. Mateo 5:9, Lucas 20:36, Juan 11:52, Romanos 9:8, Gálatas 3:26, Filipenses 2:15, 1.Juan 3:2; Ap. 21:7). El Padre ha demostrado su gran amor para que seamos llamados hijos de Dios. «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;..» (1. Juan 3:1). 
Existe la predominante creencia según una traducción dudosa  (Del Libro de Enoc, 6:1-6; 7:1-3) sugiere que los “hijos de Dios” fueron 200 ángeles del cielo que miraron y codiciaron a las hijas de los hombres, y descendieron y las tomaron como esposas, uniéndose con ellas procreando como resultado una raza de híbridos de gigantes. Pero esta tradición forma parte de un registro  incompleto que nunca ha sido reconocido como inspiración divina, cuya estructura y coherencia es deficiente, sugiriendo periodos y autores diferentes que no pueden ser determinados satisfactoriamente. Un considerables numero de teólogos apela A (Job 1:6; 2:1; 38:7; Sal 89:7) y que Judas 6 se refiere a este evento, así como (1 P 3:19–20 y 2 P 2:4). Son  la principal clave de estas interpretaciones. Sin duda alguna tales argumentos adolecen de serios defectos hermenéuticos y falla en el contexto  lo que puede  llevar a muchos a ciertas con función. Pero  cuando analizamos el texto más ampliamente nos daremos cuenta que la interpretación correcta, es otra muy distinta.
1)     Lo primero que debemos recalcar aquí es, la idea errónea de pensar que esta raza de gigantes que menciona el texto es el resultado exclusivo de la unión que tuvieran Los hijos de Dios con las hijas de los hombres. El mismo (v.4) registra la presencia de “gigantes” en un tiempo previo así como contemporáneo a la unión entre los hijos de Dios y las hijas de los hombres: «Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre » (vs. 4). Por tanto, aunque pudo haber “gigantes” en la progenie de los hijos de Dios y las hijas de los hombres, el texto no garantiza la conclusión de que ellos fueron sus descendientes exclusivos.

2)     Una correcta observación debe prestar su especial atención al (V.3) «Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.». La expresión «Ciertamente él es carne» deja identificado claramente el incontenible desagrado de Dios el cual no es contra los ángeles caído, sino contra hombres de carne que teniendo toda influencia de gracia de ser llamado hijos de Dios se apartaron de su camino tras ir en pos de yugo desigual sobre las hijas de los hombres tomando para así de entre todas sin considerar su temor hacia Dios. Se ha de tomar en cuenta que las palabras “hombre y carne”  se encuentran en oposición muy significativa con la palabra ángel en su aspecto de ser seres distintos. Como dato adicional, debe tenerse bien presente que el diluvio vino como un castigo sobre la humanidad y sobre la vida en la tierra, específicamente por su relación con las hijas de los hombres, mas no como un juicio sobre los ángeles. «Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca», (Mat 24:38).

3)     Pero lo que absolutamente niega que los hijos de Dios hayan sido ángeles caídos  se encuentra en el contexto según del libro de Mateo. Jesús dio instrucciones bien explícitas a los saduceos cuando le preguntaban acerca de la resurrección de los muertos. La respuesta del Señor fue  «Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo». (Comp. Mateo 22:30, Marcos 12:25).  Esta “incapacidad” está ligada a su naturaleza espiritual. Los ángeles son espíritus, seres al servicio de Dios. (Hebreos 1:14). una naturaleza que imposibilita reproducción sexual, sea con su propia especie o la especie humana; por tanto, no hay una sola razón para pensar que los ángeles puedan procrear. Algunos comentaristas que no ven suficiente información tratan de resistir importancia a este punto arguyendo que los ángeles pueden tomar forma humana y por ende tener relaciones sexuales. El libro (Génesis 19:1-3) es la principal clave de este argumento. Huelga decir a la luz de la palabra que aunque los ángeles puedan tomar forma humana como lo describe Génesis, en ninguna parte de las escritura está registrado que los ángeles hayan tenido relación con seres humanos. Los hombres de Sodoma habían errado creyendo que estos ángeles podían tener relaciones de una manera sexual, como erraron en el día de pentecostés en el aposento alto algunos de los allí presente (Hech.2:13), pensando que los apóstoles estaban ebrios o lleno de mosto, desconociendo la razón y el propósito de lo allí sucedía.

De ahí es que  la postura que conserva mayor apoyo exegético especialmente  con la expresión, “hijos de Dios” (vs. 2) tenga por referencia directa a la descendencia piadosa de Set, aquellos que “comenzaron a invocar el nombre de Jehová” (4:26), cuyo linaje se lista en el capítulo previo y que Aquí son llamados también Hijos de Dios (Comp. 6:2; Lc.3:38).

A través de todas las Sagradas Escrituras se aprecia una diferencia marcada entre la descendencia piadosa de set y la descendencia impía de Caín.  El capítulo 4 presenta la descendencia de Caín, destacando la impiedad generalizada y extrema por medio de Lamec (Vs. 19-24). El capítulo 5 presenta la descendencia de Set, destacando la piedad general por medio de personajes como Enoc (Vs. 22-24) y Noé (Vs. 29-32; rf. Gen. 6:9). La verdad presente es  que somos hijos de Dios cuando estamos bajo la voluntad de Padre; lo cual contrasta notablemente cuando nos apartamos. «Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que  edificaban los hijos de los hombres». (Génesis. 11:5).  La generación piadosa de set pronto degeneró al mezclarse con las “hijas de los hombres”.  Escogiendo entre todas.  Dios expresamente había prohibido aquellas uniones a los Israelitas incluyendo la Iglesia del nuevo pacto « No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas?» (2 Corintios 6:14 Comp. Exo.34:15; Deut. 7:3-4; Nehemías 13:23-29).   
Dentro de los límites razonables lo que está bien claro en la perspectiva de Dios es que la mezcla no es buena, debido a la contaminación resultante. Este era un requisito indispensable  y especialmente era un factor decisivo en las uniones matrimoniales. Por ejemplo, Abraham no quiso que su hijo piadoso se uniera con una de las hijas impías de los cananeos (Génesis 24:3). Isaac y Rebeca no quisieron que sus hijos tomaran mujeres de las hijas de Het, así que enviaron a Jacob a Padan-aram (Génesis 27:46-28:9); por otra parte, Esaú era rebelde y había tomado mujeres heteas, quienes “fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca” (26:35). Los padres de Sansón se angustiaron cuando su hijo decidió tomar por mujer a una filistea impía (Jueces 14:1-3). Y los siervos fieles de Dios amonestaron al pueblo escogido a no emparentar con mujeres impías (cf. Nehemías 13:25-26). Todas las indicaciones contextuales sugieren que Génesis 6 es un caso temprano de esta clase de unión indeseable explícitamente prohibida.

Finalmente, Las Escrituras nos revelan la consecuencia directa y principal de tales uniones mixtas entre justos e impíos era la perversión de los estándares religiosos y morales, lo cual implicaba desaprobación y castigo divino (cf. Números 25; 1 Reyes 11:3-11; Esdras 10; Nehemías 13). La escena en Génesis 6 encaja completamente con este patrón, y por ende, llega a ser una advertencia bíblica temprana para generaciones piadosas y futuras.

El episodio refleja el trágico deterioro de la comprensión humana sobre los caminos de Dios, frutos de los continuos retrocesos experimentados por el hombre en la  etapa de su vida. 


© Por Luis Rodríguez. Débil es la razón sino se llega a comprender que hay un Dios que la sobrepasa.  . Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia en virtud de proclamar el Señorío de Cristo nuestro Dios.

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