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domingo, 12 de febrero de 2012

El Voto de Jefté











¿Realmente llevo a cabo Jefté el sacrificio humano de su hija única?

Jefté significa << el abrirá, librará>>         
Jefté descendiente de galaaditas tuvo que enfrentarse a los Amonitas que invadieron a Israel durante 18 años al este del Jordán. Por petición de sus hermanos los cuales anteriormente lo había expulsados de la familia por ser medio hermano y no ser hijo legítimo de la madre de sus hermanos.

 La victoria contra los Amonitas era incierta desde el punto de vista humano, razón por la cual Jefté hizo un imprudente voto a Jehová de ofrecer en holocausto a cualquiera que saliera a recibirle de su casa si el señor les entregaba a los Amonitas en sus manos.

11.31 «cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto». Jefté promete ofrecer en sacrificio, una víctima pensando que de ese modo realizaba un acto agradable a Dios. Una vez obtenida la victoria, Jefté fue recibido con panderos y danza por su hija única en la que Jefté quedó profundamente afectado.

Se discute en cuando a esto: si este sacrificio humano se llegó a realizar finamente.  Dos posibles interpretaciones: Hay quienes opinan que Jefté haya consagrado su hija única a un celibato perpetuo en la que haya permanecido virgen y  dedicada al servicio del santuario central de Israel,  sacrificando así su virginidad en lugar de darle muerte.  Y apelan a la frase «lloró su virginidad» (Vs.37, 38) o  «nunca conoció varón» (v.39). Para muchos esto apoya la idea ya que  en el antiguo Israel como en muchos otros pueblos se consideraba una desgracia y un deshonor el que una mujer no tuviera hijos. (Cf. Gen 16.1-5; 30.23; 1 S 1.11; Véase Lc 1.25). 

Otros en cambio, sostienen que es mucho más probable que la ofreciese realmente en holocausto y apela al (V.39). Según creencia bastante común en la antigüedad el que había hecho un voto ya no podía volverse atrás, sino que debía cumplirlo indefectiblemente. (Núm.30:1,2; 32.24; Sal 66.13-14), es decir, con el voto sucedía lo mismo que con la bendición y la maldición; una vez pronunciado parecía quedar fuera del dominio del que lo había hecho; como si el voto hubiera adquirido existencia independiente; y esto explica la razón del porque Jefté no podía retractarse según el (v.35). De ahí la recomendación de no hacer votos a la ligera (Gen.27:4; 27.33; Sal 147.15; Pr 20.25; Ec.5:4-5).  

Es de interés observar y prestar   atención a la palabra  <endechar> que significa (Cantar endechas, especialmente en loor de los difuntos; honrar su memoria en los funerales. Afligirse, entristecerse, lamentarse etc. (Véase. Strong: Gen.50:10; 1 rey.13:29; 14:13)  el (v.40)  certifica esta firme posición.  El sacrificio de la hija de Jefté dio origen a una conmemoración anual (11:40; comp. 2 Crón. 35:25, donde el vocablo aquí traducido costumbre está vertido por "precepto") La  hija de Jefté fue sacrificada sin tener hijos, pero las hijas de Israel (traducción Lit.) no permitieron que su memoria cayera en el olvido. 

No hay duda que la dificultad de este pasaje radica básicamente en los Vs. 38-40. La posición que conserva mayor   apoyo exegético sin embargo, queda revelada en el mismo pasaje. Basta con remitir el caso a lo sucedido; es decir, no tener hijos era una tragedia muy grave; había que lamentarse y llorar por eso. La razón más probable es quizás, no considerar que Jefté haya preferido el "sacrificio humano" como único medio para cumplir su voto a Dios. Aunque los sacrificios humanos eran prácticas corrientes entre los cananeos e incluso entre algunos israelitas que ocasionalmente lo practicaban (2 R 16.3; 21.6; cf. Jer 7.31; 19.5; 32.35), lo mismo que sus vecinos (2 R 3.26-27). Dios no obstante, había prohibido severamente todo tipo de sacrificio humano. (Dut.12:31; 18:10; Lev. 18:21; 20:2-5; 2 Rey.3:27) pues, tampoco estaba obligado a cumplir un voto que estaba en contra del sexto mandamiento <No matará>

Según el (Vs.31)  la expresión «Será de Jehová,  y  lo ofreceré en holocausto», deja planteada dos posibilidades. (La conjunción "y"  en el hebreo está muy a menudo traducido con la conjunción "o" lo cual se puede traducir: «Será de Jehová,  o  lo ofreceré en holocausto».) La adopción de la segunda conjunción “o”, sugiere dos alternativas importantes, de que, si fuera persona, la dedicación sería para el servicio del santuario; y si fuera animal o cosa, sería ofrecido sobre el altar. Si tomamos en cuenta que ningún niño nacería de esta familia, quiere decir que el linaje de Jefté terminaría con la muerte del él y de ella.

 La cuestión a considerar sería: si  Jefté obró bien o si obró mal. Hay quienes le justifican diciendo que Jefté obró correctamente ya que prefirió estar bien con Dios a cualquier cosa de este mundo,  incluso a su hija única.  También está el hecho muy probable en la  que Jefté haya interpretado mal la ley de levítico 27:24 que dice: «Ninguna persona condenada como anatema podrá ser rescatada: indefectiblemente ha de ser muerta »  El argumento más sensato al entorno inmediato del contexto bíblico sin embargo, es que obró mal. Se puede tomar en cuenta algunas consideraciones.

1)   Fue un  imprudente  voto e irreflexivo el que hizo Jefté no por su confianza puesta en Dios, sino por el objeto prometido, que lo llevó hacer voto sin considerar las consecuencias.
2)  Hizo mal no solo en hacer este tipo de juramento; también fue insensato en llevarlo  a cabo en cualquiera de las dos posibilidades en que lo halla hecho.(vs.38-40)
3)   Huelga decir que ofrecer su hija única a un celibato perpetuo o darla en holocausto no eran los medios mas adecuados de alcanzar su promesa ante Dios en el caso probable de que lo halla hecho así. Había una tercera posibilidad.  Él pudo haber redimido su promesa con plata como así estaba dispuesto en la leyes de rescate del Antiguo Testamento en levítico 27:1-8.

Cuando los israelitas dirigían una súplica o un voto al Señor la acompañaban a veces con el voto de promesa de consagrarle alguna de sus pertenencias. Las ofrendas estaban destinadas al sostenimiento del santuario y del culto a Jehová. Estas ofrendas podían ser animales (Lev. 9-13), casas (Lev. 14-15) o terrenos (Lev. 16-25). Dios le  instruye a Moisés  a cerca de los votos especiales indicándole el equivalente en dinero que estaba permitido pagar en lugar del objeto prometido. Era una forma de redimir los diferentes tipos de votos estimándolo con cantidad determinada en  plata.  (Véase. Lev.27:1-8; Dt.18:9-12). 

En cuestione como está siempre surge la inevitable pregunta: ¿Por qué permitiría Dios tal sacrificio? En este caso el texto bíblico no pronuncia ningún juicio sobre la acción moral realizada por Jefté, sino que se limita a referir el hecho a la soberana voluntad de Dios por la cual Él permite que acontezcan algunas cosas.  En el libro de hebreo 11:32 Se resalta la fe de este hombre así como otros personajes de las escrituras en depositar su confianza en Dios.

El episodio refleja el trágico deterioro de la comprensión humana sobre los caminos de Dios, frutos de los continuos retrocesos experimentados por Israel en ésta etapa de su historia. 

HOLOCAUSTO ver, Sacrificio, término que viene del ((Heb. «Olah»,  significa «hacer ascender»). Se traduce holocausto, transcripción del término griego usado en la LXX y en el NT griego «holokautos»  y denota quemar. Se refiere a la combustión total de la víctima ofrendada, esto es, una víctima quemada en su totalidad, como en  Exo_30:20; Lev_5:12; 23.8, 25,27. En Mc 12. «El holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar... no se apagará» (Lev_6:9, 13). Esto se refiere a los corderos de la mañana y de la tarde; constituían un holocausto continuo (Exo_29:38-41). . Las cenizas constituían la prueba de que el sacrificio había sido totalmente aceptado (sal. 20:3), lit.: «encenice tu holocausto»;



© Por Luis Rodriguez. Débil es la razón sino se llega a comprender que hay un Dios que la sobrepasa.  . Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia en virtud de proclamar el Señorío de Cristo nuestro Dios.