Cuando Pablo dice en Gal 2:16 que el hombre no es justificado por las
obras de la ley, sino por la fe de Cristo, ¿a qué se refiere? ¿Qué significa
ser justificado? Y como es que Dios puede justificar al impío Esta palabra es
usada en la Biblia en un contexto judicial. Cuando un hombre es traído delante
de un tribunal para ser juzgado, allí será condenado o será justificado;
en otras palabras, será declarado culpable o inocente.
Dice en Proverbios. 17:15: “El que justifica al impío, y el que condena
al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová”. En otras palabras:
declarar inocente a un culpable, o culpable a un inocente, ambas son acciones
aborrecibles a los ojos de Dios. El culpable debe ser condenado y el inocente
debe ser absuelto o justificado.
De manera que ser justificado no es otra cosa que recibir una
declaración de inocencia en el tribunal. Y es en ese mismo sentido que se usa
la palabra “justificación” en el evangelio. Es un acto de Dios por medio del
cual somos perdonados y aceptados como justos en Su presencia. Por medio de la
justificación la condición legal del pecador delante de Dios cambia
completamente.
En Rom. 4:3 Pablo cita el texto de Gen 15:6 donde dice que Abraham le
creyó a Dios “y le fue contado por justicia”. Él creyó, y a partir de ese
momento Dios lo trató como si fuera un hombre justo. Luego Pablo nos hace ver
que esta no fue una experiencia exclusiva de Abraham, sino que esta historia
ilustra lo que Dios hace con todo pecador cuando lo justifica: “Pero al que
obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no
obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por
justicia” (Rom. 4:4-5).
Lo mismo que sucedió con Abraham sucede con cualquier pecador que
deposita su fe en aquel que justifica al impío: su fe le es contada por
justicia. Es así como Dios justifica al pecador, dice Pablo, como lo hizo con
Abraham. Y para que no haya ninguna duda, Pablo continúa diciendo en los
versículos 6-8:
“Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios
atribuye justicia sin obras, diciendo: bienaventurados aquellos cuyas
iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el
varón a quien el Señor no inculpa de pecado”.
Pablo está citando aquí el Salmo 32 para probar que su mensaje no era
nuevo. Todo el que ha sido salvado por Dios a través de todas las épocas es
porque Dios le ha atribuido o acreditado justicia sin obras. En palabras más
sencillas, cuando somos justificados Dios nos atribuye haber vivido una vida
justa, como si nunca hubiésemos violado ningún acápite de Su ley.
Así que no fue una declaración de amnistía lo que Dios hizo, ni mucho
menos rebajar las demandas de Su ley. Dios tiene que castigar el pecado; pero
en un acto de amor inconmensurable. Dios el Hijo decidió recibir todo el
castigo para poder ofrecer el perdón de todas nuestras transgresiones sin pasar
por alto Su justicia (Comp. Rom. 3:24-27).
Mi corazón queda persuadido del inconmensurable amor de Dios y
fluye dentro de mí esa gran realidad. En su justicia, Dios hizo inocente
al culpable; esto sin violar su propia santidad, sino porque se ha pagado
por ello.
En realidad una de las razones por la que Jesús le gustaba llamarse
<<el hijo del hombre>> (más de sesenta y cinco veces en los
Evangelios) marcos 9.31, era porque este titilo tenía un soplo de mortalidad.
Los hombres deben morir. Es por esto que Él tenía que ser uno de ellos. ¡El
pago el más alto precio posible para darnos el más grande regalo posible!
Toda la gloria y toda honra deben ser atribuidas esencialmente a la
riqueza abundante de su infinita gracia.
Copyright © Por Luis Rodríguez… Débil
es la razón sino se llega a comprender que hay un Dios que la sobrepasa. . Usted
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