miércoles, 21 de noviembre de 2012

LA JUSTIFICACION


Cuando Pablo dice en Gal 2:16 que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Cristo, ¿a qué se refiere? ¿Qué significa ser justificado? Y como es que Dios puede justificar al impío Esta palabra es usada en la Biblia en un contexto judicial. Cuando un hombre es traído delante de un tribunal para ser juzgado, allí será condenado o será justificado;  en otras palabras, será declarado culpable o inocente.

Dice en Proverbios. 17:15: “El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová”. En otras palabras: declarar inocente a un culpable, o culpable a un inocente, ambas son acciones aborrecibles a los ojos de Dios. El culpable debe ser condenado y el inocente debe ser absuelto o justificado.

De manera que ser justificado no es otra cosa que recibir una declaración de inocencia en el tribunal. Y es en ese mismo sentido que se usa la palabra “justificación” en el evangelio. Es un acto de Dios por medio del cual somos perdonados y aceptados como justos en Su presencia. Por medio de la justificación la condición legal del pecador delante de Dios cambia completamente.

En Rom. 4:3 Pablo cita el texto de Gen 15:6 donde dice que Abraham le creyó a Dios “y le fue contado por justicia”. Él creyó, y a partir de ese momento Dios lo trató como si fuera un hombre justo. Luego Pablo nos hace ver que esta no fue una experiencia exclusiva de Abraham, sino que esta historia ilustra lo que Dios hace con todo pecador cuando lo justifica: “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Rom. 4:4-5). 

Lo mismo que sucedió con Abraham sucede con cualquier pecador que deposita su fe en aquel que justifica al impío: su fe le es contada por justicia. Es así como Dios justifica al pecador, dice Pablo, como lo hizo con Abraham. Y para que no haya ninguna duda, Pablo continúa diciendo en los versículos 6-8:

“Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado”.

Pablo está citando aquí el Salmo 32 para probar que su mensaje no era nuevo. Todo el que ha sido salvado por Dios a través de todas las épocas es porque Dios le ha atribuido o acreditado justicia sin obras. En palabras más sencillas, cuando somos justificados Dios nos atribuye haber vivido una vida justa, como si nunca hubiésemos violado ningún acápite de Su ley.

Así que no fue una declaración de amnistía lo que Dios hizo, ni mucho menos rebajar las demandas de Su ley. Dios tiene que castigar el pecado; pero en un acto de amor inconmensurable. Dios el Hijo decidió recibir todo el castigo para poder ofrecer el perdón de todas nuestras transgresiones sin pasar por alto Su justicia (Comp. Rom. 3:24-27).

Mi corazón queda persuadido del inconmensurable   amor de Dios y fluye dentro de mí esa gran realidad.  En su justicia, Dios hizo inocente al culpable; esto sin violar su  propia santidad, sino porque se ha pagado por ello.

En realidad una de las razones por la que Jesús le gustaba llamarse <<el hijo del hombre>> (más de sesenta y cinco veces en los Evangelios) marcos 9.31, era porque este titilo tenía un soplo de mortalidad. Los hombres deben morir. Es por esto que Él tenía que ser uno de ellos. ¡El pago el más alto precio posible para darnos el más grande regalo posible!

Toda la gloria y toda honra deben ser atribuidas esencialmente a la riqueza abundante de su infinita gracia.



Copyright © Por Luis Rodríguez… Débil es la razón sino se llega a comprender que hay un Dios que la sobrepasa.  . Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia en virtud de proclamar el Señorío de Cristo nuestro Dios.


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